novembro 21, 2007

Os muros de Antoni Tàpies
























Manoela Afonso - BSB/GYN

O dia: lindo e ensolarado, típico de Brasília.
O almoço: prazeroso, na companhia da amiga gravadora Helena e de seu marido Lopes.
A sobremesa: o livro “Tàpies - comunicació sobre el mur”, da Fundació Antoni Tàpies, Barcelona, 1992.

Eu havia levado um dos zines para a Helena - que ainda não conhecia nossa proposta - e fiquei surpresa com a sintonia! Dei-lhe um pouco do nosso muro e ela encheu meus olhos com os muros de Tàpies. Que grande contribuição para o Le Mur, afinal, queremos saber mesmo quem são aqueles que têm no muro seu pretexto poético. Depois do almoço, copiei trechos do livro numa folha de papel, pois queria compartilhar ao menos um pedacinho desse texto com vocês aqui. Seguem, então, algumas linhas correspondentes às páginas 275 e 276:

Los muros y tapias pintados y construidos en 1954-56 oponían sus superficies opacas manchadas de signos al lenguaje de la abstracción lírica entonces tan popular. El lenguaje público, el graffiti, reemplazaba el lenguaje privado, esotérico y entonces ya un tanto amanerado de la vanguardia. Tàpies reanudaba pues la relación con la calle, con el arte de la resistencia francesa, con aquellas paredes que tenían, como en el dicho popular, oídos, pero también bocas, porque muchas veces denunciaban violenta y anónimamente la situación. El muro se había convertido en una pizarra donde se escribían los rencores y odios de toda una población amordazada. Era el marco donde tenían lugar los debates políticos, el lugar donde tomaban forma las pasiones anónimas y los fantasmas más descarriados, pero también era como había dicho Guillevic en su famoso poema de 1942, <<>>, no sólo la superfície donde los cuerpos de los fusilados eram agujereados por la metralla, sino también la pantalla sobre la que se proyectaban las penas, los deseos y las alegrías amorosas, en una compleja red de signos. La tapia o el muro, símbolo de separación física y mental, era para la generación de Guillevic, un bastión a tomar por asalto, a desmantelar, pese a ciertos aspectos caritativos:

“Ver el interior de los muros
No no es dado.

Es inútil romperlos.
Queda la fachada.

Claro que hay lo mismo
En nosostros y en los muros,

Pero ver
Sosegaría.

Los Muros
Son Feos.

No habrán puesto en ellos
De su parte.

Hechos para ocultar,
Para impedir,

Almidonados a veces
Con cascos de botellas.

- No podrán detener
A la multitud triunfante.”


(J.E. CIRLOT, La pintura de Antonio Tàpies. Parpalló, n. 4, july-august 1959)